San Salvador. AFP. Cuando está a punto de cumplirse el primer año del golpe de Estado que depuso al presidente Manuel Zelaya en Honduras, el exgobernante de facto Roberto Micheletti aseguró en San Salvador que no se arrepiente de su actuación.
Micheletti llegó a El Salvador el martes para una visita de dos días, invitado por grupos de la derecha más conservadora, y habló sobre “la sucesión constitucional” en su país y deploró el aislamiento internacional de Honduras.
“Yo no me voy arrepentir de nada de lo que pasó en mi país, de lo único que me arrepiento es de la incomprensión que nunca esperé de parte de los demás países del mundo”, expresó Micheletti a la privada Telecorporación Salvadoreña.
El 28 de junio del 2009, para impedir una consulta en las urnas impulsada por el Ejecutivo sin contar con el aval de otros organismos del Estado sobre la conveniencia de modificar la Constitución, oficiales del Ejército hondureño detuvieron a Zelaya en su domicilio y lo expulsaron a Costa Rica.
Micheletti alegó que esa decisión fue para “defender la democracia mediante una sucesión constitucional. Estoy totalmente seguro que no fue un golpe de Estado”.
Señaló que el Ejército respetó la Constitución y que con la expulsión del presidente evitaron “un inminente contragolpe” para que Zelaya se quedara en el poder.
Recordó que antes de asumir el gobierno de facto había colaborado con la campaña electoral de Zelaya y que nunca esperó que “cambiara tan de repente” de orientación política, yendo de la derecha a la izquierda.