México. AFP. La persistencia en México de los altos niveles de homicidios relacionados con el crimen organizado, supone un fracaso de la estrategia asumida hace seis años por el presidente saliente, Felipe Calderón, contra los carteles de las drogas y constituye un desafío para su sucesor.
El mandatario mexicano decidió nada más llegar al poder, en diciembre de 2006, lanzar una ofensiva militar contra el narcotráfico con el respaldo de más de 50.000 efectivos del Ejército y la Armada.
El último balance de muertes relacionadas con la violencia originada por el crimen organizado que proporcionó el Gobierno desde la asunción de Calderón, llega hasta setiembre de 2011 y sitúa la cifra de homicidios en 47.515.
De acuerdo con un estudio publicado esta semana por la consultora privada Lantia Consultores, en el primer semestre de 2012 se registraron en México más de 7.000 asesinatos, 10% más que en el segundo semestre del 2011.
Si continúa esta tendencia de más de 1.100 muertos al mes hasta diciembre, cuando se produzca el cambio de presidente, Calderón terminará su mandato con un saldo de más de 60.000 muertos.
Según Erubiel Tirado, experto en seguridad de la Universidad Iberoamericana, “para cualquier gobierno hablar de 60.000 víctimas mortales en un país donde no se reconoce formalmente un conflicto interno, es muestra del fracaso”.