“Es un lugar que da paz, hermoso. Fue muy emocionante para mí”, dijo Cheryl Shames, hermana de Andrew Zucker, un empleado de 27 años que falleció en la Torre Sur del World Trade Center (WTC), luego de ayudar a escapar a varios de sus compañeros de trabajo.
Así, tras años de asistir a un lugar más bien siniestro y conocido con el nombre de “zona cero” por la desolación que quedó allí luego de los atentados contra las Torres Gemelas, las familias pudieron, finalmente, encontrar un sitio donde recordar a los suyos.
“Vine en el primer aniversario, el quinto y ahora. No sé si vendré de nuevo. Estoy aquí para ver el Memorial, las cascadas”, contó Patti Schwartz, una neoyorquina que el 11 de setiembre perdió a su marido Mark, un socorrista.
Los familiares de las víctimas invitados a la ceremonia llegaron temprano, muchos con pancartas con fotos de sus seres queridos, y se situaron frente al escenario para esperar los tradicionales homenajes centrados en la lectura de los nombres de los 2.983 muertos, los discursos con el presidente Barack Obama a la cabeza y el respeto de los minutos de silencio.
Si el día amaneció con cielo azul, de a poco se fue nublando, y llegado el primer minuto de silencio a las 8:46 a.m., hora local, el que recuerda cuando el primer avión secuestrado se estrelló en la Torre Norte; el Sol se había ido. “Debra Ann Di Martino, te amamos”; “Philip T. Hayes, por siempre en nuestros corazones”, se leía en los carteles. Algunos lloraban mientras se leían los nombres de las víctimas. Otros, escuchaban la lectura sentados en sillas plegables.
Fue poco después del segundo minuto de silencio, a las 9:03 hora local, en recuerdo del momento en que el segundo avión se incrustó en la Torre Sur, que la guardia abrió las puertas del Memorial Plaza, el parque de tres hectáreas inaugurado para recordar a quienes murieron en los ataques.