“Olores, molestias. ¡Esto ya no es una huelga, es la salud pública que está en juego!”, se quejó Caroline Sicard Curot, responsable de una agencia de viajes frente a la cual se acumula gran cantidad de inmundicias.
El delegado del Gobierno en la región, Michel Sappin, recurrió el miércoles a 150 efectivos de protección civil para que recogieran los residuos por razones de “higiene y de seguridad”, pero, aun así, la ciudad sigue cubierta de desechos de todo tipo.
En dos días recogieron casi 50 toneladas de desechos, un grano de arena entre las 7.000 u 8.000 toneladas que se vienen acumulando desde el 11 de octubre, día en que Fuerza Obrera, el tercer sindicato de Francia, inició su huelga en reclamo “del retiro” de la reforma de la jubilación impulsada por Sarkozy.