La reina Isabel II de Inglaterra encabezó el selecto grupo de 2.300 invitados, entre los que también hubo representantes de 170 países –aunque solo 11 jefes de Gobierno y 17 ministros de Relaciones Exteriores– que asistieron a la ceremonia religiosa en recuerdo de la inquilina de Downing Street fallecida el 8 de abril a los 87 años.
Eterna polémica. La sobriedad de la misa contrastó con la pompa de la procesión fúnebre del edificio del Parlamento a la catedral, con una muchedumbre congregada en las calles de Londres. Una minoría lanzó abucheos y gritos de “¡Maggie, basura!”
El costo del funeral de ayer, evaluado por la prensa hasta en 10 millones de libras (15,3 millones de dólares u 11,7 millones de euros), fue uno de los temas que generó más polémica entre sus detractores, cuando los británicos están sometidos a un duro plan de ajuste y austeridad económicos.