Buenos Aires. AFP. Sindicatos, organizaciones humanitarias y partidos políticos confluían ayer frente a la Casa Rosada, en repudio al asesinato de un joven izquierdista durante una disputa sindical que dejó otros dos heridos.
La Central de Trabajadores Argentinos (CTA), con influencia entre funcionarios públicos y docentes, llamó ayer a un paro en protesta por el homicidio de Mariano Ferreyra, de 23 años, quien murió el miércoles tras ser baleado durante un enfrentamiento con un grupo rival del gremio ferroviario.
La presidenta Cristina Fernández condenó el ataque contra los gremialistas y activistas del Partido Obrero (PO, trotskista) y afirmó que impulsará una investigación para esclarecer el hecho.
Un grupo del sindicato ferroviario de orientación peronista disparó contra trabajadores desocupados del PO que reclamaban la reincorporación de despedidos, denunció ese partido.
El ataque dejó heridos a otros dos militantes del PO, uno de ellos una mujer de 61 años que está en estado grave según el parte del hospital donde es atendida.
Además del paro de la CTA, los trabajadores del metro permitieron el libre acceso de los pasajeros ayer, y obreros de una fábrica de alimentos estadounidense interrumpieron el paso en la carretera Panamericana, donde se formaron filas de autos de varios kilómetros.
Los asistentes a la marcha se congregaban en diversos puntos de la capital argentina.
El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, desestimó ayer acusaciones de que el expresidente peronista Eduardo Duhalde (2002-2003), opositor al gobierno de turno, estuviera implicado en el hecho.
La fiscal de la causa, Cristina Camaño, dijo que aún no se identificó al autor del homicidio. El PO acusó del ataque a un grupo del sindicato ferroviario que está dirigido por José Pedraza, quien forma parte de una agrupación de veteranos gremialistas peronistas conocida como “la burocracia sindical”.