Washington afp Es difícil decir quién es realmente Bradley Manning , el presunto “topo” de WikiLeaks. La defensa y el gobierno discreparon durante las numerosas audiencias preliminares en la base militar de Fort Meade, cerca de Washington, de cara al juicio que comienza hoy.
La filtración del siglo, que desató una tormenta en la diplomacia mundial, hace que Manning enfrente la posibilidad de recibir una condena a cadena perpetua.
Una eventualidad dura para el exsoldado de 25 años, que entró al Ejército en 2007 luego de una infancia que pasó sufriendo las burlas de sus compañeros de escuela por su aspecto intelectual y su homosexualidad. Funcionarios del gobierno lo describieron como un ser deprimido, ansioso, preso a veces de ataques de pánico.
Trabajadores de la cárcel de Quantico –donde Manning estuvo detenido nueve meses– contaron episodios en los cuales lamía los barrotes de su celda mientras dormía, o lloraba golpeándose la cabeza con las manos. Así justificaban la necesidad de mantenerlo encarcelado bajo un régimen severo , aplicado a potenciales suicidas.
En cambio, la defensa asegura que Manning no tenía ideas suicidas. Su abogado, David Coombs, cuenta que el sueño de su cliente es ir a la universidad, y tal vez, algún día, ser candidato en una elección, porque quiere marcar la diferencia en este mundo.