México D. F. AFP y AP. El izquierdista Andrés Manuel López Obrador lanzó ayer una apuesta arriesgada para su futuro político y el de la izquierda en México, al negarse a aceptar su derrota frente a Enrique Peña Nieto, del PRI, y denunciar como “fraudulentos” los comicios del domingo.
El Instituto Federal Electoral (IFE) dio el triunfo al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) con 38,1% de los votos contra 31,6% de López Obrador, en el conteo preliminar del 98,95% –publicado ayer– de las actas de las mesas electorales.
Pero el líder izquierdista anunció que esperará el escrutinio de votos –que empieza hoy y debe terminar el domingo–, para decidir si impugna el resultado.
La máxima autoridad electoral anunció ayer que revisará hasta un tercio de los votos emitidos debido a inconsistencias en las actas.
Entre tanto, la izquierda solicitó recontar la totalidad por considerar que hubo irregularidades en la mayoría de las mesas.
López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), aseguró que no puede “aceptar un resultado fraudulento” de una elección “demasiado sucia” tras acusar de una millonaria compra de votos al PRI y falta de equidad a los grandes medios que promocionaron a Peña Nieto.
Mientras tanto, el virtual ganador, felicitado por los Gobiernos de Estados Unidos, América Latina, la Unión Europea, y organismos como la OEA, actúa como presidente electo y hoy nombrará a su equipo de transición.
La ventaja de Peña Nieto es de tres millones de votos (6,51%) según el IFE, que si bien reconoció incidentes, dijo que “no alteran el resultado final”.
López Obrador debe probar que hubo “compra de votos” en por lo menos el 25% de mesas.