Sídney, Australia. EFE La ciudad de Brisbane, la tercera de Australia, ofrecía ayer aspecto de “zona de guerra”, tras las persistentes inundaciones que han causado el mayor desastre natural que se recuerda en el estado de Queensland.
La destrucción afecta a la capital del estado y a otras 70 ciudades y pueblos del territorio que están inundados o aislados, situación esta que atañe a 2,5 millones de personas, según la radio ABC.
Han muerto 15 australianos desde el lunes, y la cifra asciende a 26 si se empieza la cuenta a principios de diciembre, cuando ocurrieron las primeras inundaciones. Al menos 60 personas continúan desaparecidas y el número de damnificados ronda los 200.000.
“Hemos visto escenas de devastación y destrucción increíbles, barrios enteros donde solo se distinguen los tejados, donde centros de trabajo enteros han quedado completamente bajo el agua”, describió la jefa del Gobierno de Queensland, Anna Bligh.
Más vigilancia. Las autoridades prometieron más agentes que patrullen las calles y vigilen que no se produzcan nuevo casos de saqueos en una urbe semiabandonada, particularmente en los 35 barrios anegados por la crecida de las aguas.
Bligh adelantó que algunas personas tardarán “meses” en poder volver a sus casas y que otras llegarán a su hogar y se encontrarán que allí es imposible vivir.
Los barrios de Brisbane con más daños son Santa Lucía, Rocklea, Graceville y West End.
Un experto del Gobierno, Greg Hallam, calculó que la destrucción en la infraestructura de Queensland es masiva, principalmente en las vías comarcales, y se necesitarán al menos dos años para completar las obras de rehabilitación.
“Nos enfrentamos a una reconstrucción de proporciones de posguerra”, resumió la líder de Queensland, quien comparecía ayer cada dos horas por televisión para ofrecer nuevos datos sobre la situación de la ciudad.