“Desgraciadamente, vientos de populismo amenazan uno de los grandes logros de la integración europea: la libre circulación de las personas en el seno de la UE”, deploró el presidente de la Unión Europea (UE), Herman Van Rompuy, en un mensaje en su cuenta de Twitter.
Van Rompuy expresó su preocupación en visita oficial a Rumania, cuya adhesión al espacio Schengen (de libre circulación) está bloqueada por el Gobierno holandés, bajo la presión de la formación de extrema derecha Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders.
El PVV gobernaba en Holanda en coalición con el Partido Liberal del primer ministro Mark Rutte desde junio del 2010. Sin embargo, la coalición se deshizo tras el fracaso, el pasado sábado, de negociaciones sobre la reducción del déficit público, por lo que deberán celebrarse elecciones anticipadas.
El auge de la ultraderecha europea se ilustró el domingo, en la primera vuelta de la elección presidencial francesas, cuando el Frente Nacional, de Marine Le Pen, quedó tercero con 17,9% de los votos, su máximo histórico.
El presidente francés y candidato a su reelección, Nicolás Sarkozy, que quedó segundo, se lanzó a la caza de ese electorado para la segunda vuelta del 6 de mayo, para vencer al socialista François Hollande, favorito de los sondeos.
El espacio Schengen permite a ciudadanos de sus 26 estados miembros (22 países de la UE más Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein) circular sin controles fronterizos.
Francia y Alemania han reclamado, por escrito, la posibilidad de fijar controles fronterizos nacionales durante un mes en el seno del espacio Schengen.
Sobre ese documento, el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Guido Westerwell, dijo que “hay que tener cuidado con no enviar las malas señales. Para mí, la libertad de viajar y de desplazamiento en Europa no son negociables”, añadió.