Kabul. AFP. El presidente afgano, Hamid Karzai, dio ayer su visto bueno a negociaciones bilaterales entre rebeldes talibanes y EE. UU. para abrir una oficina de representación talibán en Catar.
Los talibanes se habían declarado la víspera “dispuestos” a disponer de una oficina política fuera de Afganistán para impulsar negociaciones de paz, un primer paso histórico tras diez años de conflicto con el Gobierno afgano y sus aliados de la OTAN.
“Para salvar el país de la guerra, las conspiraciones y la muerte de inocentes, y para alcanzar la paz, Afganistán está de acuerdo con las negociaciones entre Estados Unidos y los talibanes, que propiciarán la creación de una oficina de los talibanes en Catar”, indicó el Gobierno en un comunicado.
El Régimen Talibán anunció el martes que alcanzaron “un acuerdo inicial con las partes concernidas, incluido Catar”, para abrir su primera oficina de representación fuera de Afganistán.
Dicho acuerdo se considera el primer paso antes de las conversaciones con las que se buscará poner fin a la guerra entre los talibanes y el gobierno de Hamid Karzai, apoyado por Estados Unidos.
El comunicado oficial añadió que el Ejecutivo “considera las negociaciones como la única manera de alcanzar la paz y poner fin a la guerra y la violencia impuestas a nuestro pueblo”.
EE. UU. niega liberación. Poco después del anuncio del Gobierno afgano, Washington negó haber tomado decisión alguna respecto de liberar a prisioneros de su base de Guantánamo (en Cuba) para fomentar el diálogo de paz.
“En lo que respecta a Guantánamo, simplemente digo que no se han tomado decisiones en relación con una posible liberación de prisioneros”, informó la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland.
Nuland aseguró que Washington está “preparado para apoyar” una oficina en el extranjero de los talibanes para impulsar un proceso de reconciliación en Afganistán que cumpla con los estándares internacionales.
La vocera diplomática sostuvo que tanto EE. UU. como Afganistán buscan una verdadera reconciliación, pero basada en la renuncia de los talibantes a la violencia, a colaborar con al-Qaeda y en el respeto a la Constitución afgana, principalmente en lo que se refiere a los derechos humanos.