Moscú/Osh/Bishkek/Luxemburgo, (DPA). Rusia ya no descarta enviar tropas de paz para estabilizar el sur de la república de Kirguistán, sacudido en los últimos días por sangrientos enfrentamientos étnicos en las ciudades de Yalal Abad y Osh, afirmó hoy el jefe del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patrushev.
Una alianza militar encabezada por Rusia ya ha elaborado un plan anticrisis para detener los choques entre uzbekos y kirguises, dijo Patrushev. El despliege de los soldados de paz rusos sólo será posible cuando el plan sea aprobado por los líderes de los países que integran la Organización para el Tratado de Seguridad Colectiva (OVKS), una alianza militar de siete ex repúblicas soviéticas creada en 1992 a instancias de Moscú.
Mientras el gobierno interino de Kirguistán hablaba de sus primeros avances p situación, testigos oculares afirman que las calles siguen siendo escenario de saqueos, incendios y disparos. Los choques étnicos entre kirguíses y uzbekos ya dejaron cerca de 120 muertos y más de 1.500 heridos, según fuentes oficiales. La comunidad uzbeca habla de más de 700 muertos.
El Ejército kirguiso informó la detención de varios provocadores y francotiradores en uniformes de camuflaje que habrían alimentado la tensión asesinando selectivamente tanto a kirguisos como uzbekos, que viven los más graves enfrentamientos en 20 años.
La Alta Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y la Seguridad Común (PESC), Catherine Ashton, describió la situación como "muy peligrosa". "Ahora mismo, lo más importante es restablecer la calma en la región", dijo Ashton en Luxemburgo. Observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) planean formarse una opinión sobre el terreno de la situación en Kirguistán.
Por su parte, la Comisión Europea ofreció el envío de ayuda humanitaria a la zona de conflicto. Los ministros del Exterior del bloque reunidos en Luxemburgo declararon que el Ejecutivo europeo "tomará una decisión financiera de emergencia" al respecto, e insistieron en la necesidad de continuar el proceso de reformas democráticas en la región.
Fuentes locales señalan que al menos 100.000 uzbekos escaparon de las ciudades de Osh y Yalal Abad. En el valle de Fergana se levantaron tiendas de campaña para los refugiados. La Cruz Roja denunció que muchos cadáveres fueron enterrados sin identificación.
El sábado, el presidente ruso Dmitri Medvedev había rechazado la petición de la presidenta interina de Kirguistán, Rosa Otunbayeva, que reclamó al Kremlin ayuda militar para sofocar los disturbios.
El gobierno interino cree que los partidarios del depuesto presidente Kurmanbek Bakijev son los responsables de los enfrentamientos étnicos, que habrían instigado mediante el asesinato premeditado tanto de uzbekos como de kirguisos con el objetivo de desestabilizar aún más la república centroasiática.
Según la agencia Interfax, el presidente ruso apuntó que es necesario acabar con los enfrentamientos étnicos en Kirguistán tan pronto como sea posible. Hasta ahora, Medvedev únicamente había enviado soldados al país centroasiático para proteger las bases rusas en el norte y se había negado a enviar tropas para ayudar a restablecer el orden en el sur.
Dos meses después del derrocamiento del autoritario presidente Kurmanbek Bakiyev, la ex república soviética de Kirguistán, tradicionalmente muy dependiente de Moscú, corre el riesgo de hundirse en el caos. El gobierno kirguís no ha solicitado por ahora ayuda a Estados Unidos, que mantiene una base militar en el norte del país para abastecer a sus tropas en Afganistán.
Kirguistán se encuentra en la región de Asia Central y limita con la convulsa provincia china de Xinjiang.
Es un país independiente desde 1991, tras la caída de la Unión Soviética. Su superficie es de alrededor de 200.000 kilómetros cuadrados, casi la mitad del tamaño de Alemania. Cuenta con una población de 5,3 millones de personas, en su mayoría musulmanes sunitas.
El país tiene relaciones relativamente pacíficas con su vecino del norte, Kazajistán. Pero Uzbekistán, con quien limita al sur, ha sido una fuente de problemas para Kazajistán.
En el verano de 1990, más de 100 personas murieron en choques entre las etnias uzbecas, que conforman alrededor del 15 por ciento de la población de Kirguistán, y los kirguís, en la localidad fronteriza de Osh.
Las tropas de lo que entonces era la Unión Soviética permanecieron durante meses en Osh hasta que se apaciguó el conflicto. El conflicto entre ambos países se centra en disputas por tierras, poder e influencia.
Al ser el mayor grupo étnico en el Valle de Fergana, que atraviesa Kirguistán, Uzbekistán y Tayikistán, los uzbecos quieren que su idioma sea el oficial, como ocurría en tiempo de la Unión Soviética.
Pero el gobierno con capital en Biskek teme que si cede a la demanda le seguirán nuevos reclamos de autonomía de otros grupos étnicos como los tayikos. En ese caso, Kirguistán correría riesgo de desintegrarse.
Durante la Segunda Guerra Mundial cientos de rusos de origen germano fueron reubicados en Kirguistán por la fuerza. Cuando la Unión Soviética se desintegró eran alrededor de 100.000. Desde entonces la mayoría emigró a Alemania, aunque todavía permanecen 10.000 en Kirguistán.