Seúl. EFE y ap Kim Young-Sam, destacado líder del movimiento prodemocrático en Corea del Sur que se convirtió en el primer presidente civil del país asiático luego de más de tres décadas de gobierno militar, falleció este domingo a los 87 años.
Su mandato, que se desarrolló entre 1993 y 1998, estuvo marcado por sucesivas tensiones con Corea del Norte, incluida la retirada del Tratado de No Proliferación Nuclear que Pyongyang anunció en 1993, o la incursión de un submarino norcoreano que encalló en la costa oriental surcoreana, en 1996.
Kim Young-Sam lanzó una campaña anticorrupción y prometió no admitir donaciones políticas con el fin de lograr una sociedad transparente, para lo que introdujo un sistema de transacciones financieras que obligaba a los surcoreano a utilizar su nombre real, y el sistema de divulgación de activos para funcionarios. Sin embargo, su actuación se vio empañada por el arresto de su hijo, acusado de sobornos y evasión de impuestos.
Por temor a una guerra, en 1994 adversó a la administración Clinton en su idea por atacar un complejo nuclear en Norcorea.
La grave crisis financiera que azotó a varios países asiáticos entre 1997 y 1998 le obligó a aceptar un rescate masivo de $58.000 millones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para remontar la situación del país.
Nacido en la isla de Geoje, en la provincia de South Kyongsang, el 20 de diciembre de 1927, Kim era hijo de un rico comerciante, y se educó y formó en la Escuela Superior de Kyungnam y posteriormente en la Universidad Nacional de Seúl.
Sus ambiciones políticas se remontan a su primera juventud. A los 15 años ya escribía en sus cuadernos de caligrafía “Kim Young Sam, futuro presidente”.
Kim comenzó su carrera política uniéndose al partido gobernante en 1954, convirtiéndose a los 26 años en uno de los diputados más jóvenes de la Asamblea Nacional.
Sin embargo, sus buenas relaciones con el régimen sólo duraron seis meses, pasando posteriormente al movimiento de oposición a favor de la democracia.
Bajo la presidencia del general Park Chung-hee fue encarcelado durante 18 días y posteriormente, en 1979, fue expulsado de la Asamblea Nacional, acusado de “insultar al jefe del Estado” y de “apelar a la interferencia extranjera en los asuntos de Estado”.
Bajo el mandato del general Chun Doo-hwan, quien tomó el poder tras el asesinato de Park en 1979, Kim fue incapacitado para ocupar cargos públicos durante cinco años, desde noviembre de 1980. En agosto de ese año fue puesto bajo arresto domiciliario dos años.
De nuevo sufrió otro arresto de 1982 a 1983, período en el que mantuvo una huelga de hambre de 23 días, entre los meses de mayo a junio. Este gesto, ignorado por las autoridades militares, sirvió para mantener vivo el espíritu de oposición hasta mediados de los 80.
Cristiano y anticomunista, estaba casado con Myoung-Soon Sohn y era padre de dos hijos y tres hijas.