A dos semanas de los comicios, los sondeos de intención de voto prevén una cerrada justa entre Santos, exministro de Defensa de Uribe, y el exalcalde de Bogotá.
Las encuestas registran empate técnico en la primera vuelta y coinciden en que se definirá al presidente en segunda vuelta.
Las coincidencias van más allá. Tanto Mockus como Santos se declaran víctimas de una campaña de desprestigio y denuncian una guerra sucia por medio de amenazas, ataques en Internet y toda una artillería de rumores.
“Es obvio que todo ello apunta a incidir psicológicamente en el elector”, dijo Mockus tras denunciar que su campaña es objeto de múltiples rumores y una amenaza de muerte “hace tan solo dos o tres meses cuando se constituyó en una fuerza con opción real de triunfo”.
Otro tema ventilado han sido el estado de salud de Mockus, víctima de Parkinson. Se han corrido rumores sobre su supuesto ateísmo (en un país muy católico), su “cercanía” con el venezolano Hugo Chávez, la idea de acabar con el Ejército y de extraditar a Álvaro Uribe.
A la par, surgieron vallas publicitarias, sobre todo en las calles de Cali y Villavicencio, pagas por políticos simpatizantes de Santos, en el que muestran al exalcalde de Bogotá como un político poco serio y afecto a movimientos rebeldes.
A ello se suman declaraciones de políticos aliados de Santos, como el senador Armando Benedetti, que esta semana dijo: “a la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) le conviene que Mockus sea presidente y por eso se están comportando de manera pasiva”.
Mockus recibió amenazas de muerte mediante la página de Facebook: “Me comprometo a matar a Antanas Mockus antes del 30 de mayo”, que según la Policía colombiana están siendo investigadas por la Oficina Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI).
Analistas colombianos, como Jorge Arango, asocian la estrategia de desprestigio contra Mockus con el polémico asesor venezolano Juan José Rendón, denominado por algunos como el “maestro de la propaganda negra”, que en el pasado trabajó con Santos y que es uno de sus asesores.
En síntesis, según los analistas, ante la creciente popularidad de Mockus, a Santos no le quedó otra que atacarlo con todo.
Santos desmiente tales rumores y se declara también víctima de la guerra sucia. “Hasta del fenómeno de