Buenos Aires. EFE. La comunidad judía renovó ayer su pedido de justicia durante un acto organizado en Buenos Aires en memoria de las víctimas del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que hace 18 años provocó 85 víctimas mortales.
El presidente de la AMIA, Guillermo Borger, encabezó ayer la ceremonia e insistió en que “se necesita justicia ya”.
Borger advirtió que “el tiempo atenta contra el descubrimiento de la verdad” y denunció que “a 18 años del atentado terrorista aún no se ha hecho justicia” y no hay ningún condenado en una causa “extensa y complicada (...) en la que se han detectado irregularidades”.
El presidente de la AMIA afirmó que “este Gobierno es el único que colaboró” en la investigación, aunque la presidenta argentina, Cristina Fernández, no acudió al acto porque se encuentra en Bolivia.
Tampoco asistió el alcalde de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri, pero la ausencia más notable este año entre los oradores fue la de los familiares de las víctimas por discrepancias con Borger.
El sonido de una sirena a las 9:53 a. m., hora en que explotó la bomba, marcó el inicio de un homenaje en el que también se encendieron velas en memoria de los fallecidos y se depositaron rosas frente al edificio reconstruido en el barrio porteño de Once, mientras varias pancartas recordaban el lema de este año: “Alimentemos la memoria”.
Las relaciones entre la presidenta y la AMIA se enfriaron el año pasado, cuando la organización judía criticó la política de diálogo con Irán y la decisión del Gobierno de no retirar a su entonces embajador en la ONU, Jorge Arguello, durante el discurso del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ante la Asamblea, el pasado setiembre.
La comunidad judía acusa a Teherán de estar detrás del ataque.