Roma. (AFP). El jefe de gobierno italiano, el tecnócrata Mario Monti, presentó su renuncia oficial al cargo ante el presidente de la República, Giorgio Napolitano luego de que el parlamento aprobara la ley de Presupuestos para el 2013, aunque permanecen las incógnitas sobre su futuro.
Monti, que continuará a cargo de los "asuntos corrientes", anunció su dimisión el pasado 8 de diciembre al perder el apoyo de partido de Silvio Berlusconi, el Pueblo de la Libertad.
"Hace un año este gobierno nació, hoy se concluye y no por culpa de la profecía Maya", dijo Monti, al anunciar ante el Parlamento "su último discurso antes de mi renuncia".
Pese a ello, la incertidumbre política en Italia reina debido a que Monti no ha revelado aún si acepta lanzarse como candidato a las legislativas de febrero, que se celebrarán probablemente el 24 de febrero.
Según las reglas, las elecciones generales deben celebrarse entre 45 a 70 días después de la disolución del Parlamento, que deberá ocurrir antes de fin de año.
Si bien todos los pasos han sido establecidos por la Constitución, Monti, un respetado economista y ex comisario europeo, no ha querido develar si acepta ser el candidato de los moderados y la derecha en los próximos comicios legislativos.
Monti convocó una conferencia de prensa para el domingo durante la cual comunicará por fin su decisión tras más de una semana de reflexión.
El hombre que suplantó en noviembre del 2011 a Silvio Berlusconi en medio de la crisis de la deuda, quien adoptó severas medidas de austeridad elogiadas por la Unión Europea y la finanza internacional y contó por un año con el apoyo de la derecha y la izquierda, no ha querido hasta ahora dar una respuesta clara sobre sus intenciones.
"No ha tomado una decisión", aseguró una fuente cercana al jefe de gobierno, quien esta semana ha sido presionado fuertemente por sectores católicos para que acepte lanzarse a la campaña.
"Podría rebelarse contra las presiones", observó la misma fuente.
Algunos medios de prensa y editorialistas consideran que Monti, quien fue por diez años comisario europeo para la competencia, prefiere mantener su papel de "hombre por encima de la partes" y aspirar a ser presidente de la Comisión Europea o del Eurogrupo, cargos que se liberarán en pocos meses.