El primer ministro, Benjamín Netanyahu, calificó de “operación terrorista” a esta flotilla, en un discurso televisivo.
“No era un crucero de amor, era un crucero de odio. No era una operación pacífica, era una operación terrorista”, declaró Netanyahu, al justificar el operativo militar en el que murieron nueve activistas propalestinos.
En respuesta a las críticas y condenas de la comunidad internacional, Netanyahu dijo que Israel, “víctima de un asalto de hipocresía internacional”, mantendrá el bloque marítimo de Gaza.
Por su parte, el portavoz de la administración penitenciaria israelí, Yaron Zamir, declaró que “ni uno solo de los detenidos sigue en prisión”.
Poco después, el ministerio israelí de Relaciones Exteriores confirmó que un primer avión, con activistas turcos heridos, partió rumbo a Turquía del aeropuerto Ben Gurion de Tel-Aviv.
Por su parte, la portavoz de los servicios de inmigración precisó que en total 506 pasajeros de la flotilla esperaban en el aeropuerto.
Unos 125 militantes más, expulsados por Israel, fueron trasladados a Jordania por tierra.
Netanyahu reiteró, no obstante, que el Estado mantendrá el bloqueo que impuso en el 2007.
Por otra parte, el ministerio de Justicia de Turquía examinaba ayer la posibilidad de iniciar juicios contra Israel.
En Ginebra, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU condenó el “ataque atroz” de Israel a la flotilla y dispuso la creación de una comisión para estudiar si se cometieron violaciones al derecho internacional.
La resolución se aprobó por 32 votos a favor, con los votos en contra de EE. UU., Italia y Holanda, así como nueve abstenciones.
En Managua, el gobierno de Nicaragua se convirtió en el primero en romper relaciones diplomáticas con Israel.
Destacó , en un comunicado, “la ilegalidad del acto cometido por Israel en aguas internacionales, en clara violación de la Ley Internacional y del Derecho Internacional Humanitario”.