Damasco y otras procedencias. EFE, AFP, AP. “Irán no permitirá jamás que se quiebre el eje de la resistencia (antioccidental), de la cual Siria es un pilar fundamental”, proclamó ayer un enviado del máximo dirigente religioso iraní, Alí Jamenei.
En una visita a Damasco, donde se reunió con el presidente sirio, Bashar al-Asad, el emisario, Said Jalili, expresó que “la situación en Siria no es una crisis interna, sino un conflicto que opone al eje de resistencia de esta región (Oriente Medio)” con Israel y Estados Unidos.
La televisión siria difundió imágenes del gobernante hablando con Jalili.
Al-Asad, a su vez, acusó a “países occidentales y sus aliados” de tratar de quebrar ese eje, por lo cual “ponen como objetivo a Siria y apoyan el terrorismo”.
Washington, mientras tanto, por medio de su secretaria de Estado, Hillary Clinton, estimó ayer que las deserciones del primer ministro y otros altos funcionarios vuelven más urgente hacer planes para una Siria sin al-Asad.
De visita en Pretoria, Sudáfrica, agregó que Estados Unidos y otras naciones deben asegurarse de que las instituciones estatales sirias permanezcan intactas una vez que al-Asad deje el poder.
Intereses comunes. El gobernante sirio y el enviado iraní confirmaron la alianza que sus países mantienen desde 1979, tras el triunfo de la Revolución Islámica en Teherán.
Irán acusa a Estados Unidos, Arabia Saudí, Catar y Turquía de ayudar a los insurgentes que tratan de tumbar el régimen de Damasco, en tanto los rebeldes y Washington acusan a Teherán de apoyar militarmente a Siria.
Al-Asad se aferra al inquebrantable respaldo del régimen de los ayatolás ya que Irán tiene en la secta alauí (una rama esotérica del islam chiita), a la que pertenece el mandatario, un aliado clave en el corazón de Oriente Medio.
Por ello, cobra aún más importancia la suerte de 48 iraníes secuestrados el sábado anterior, que según Irán son peregrinos chiitas mientras que el Ejército Libre Sirio (ELS) los acusa de ser miembros de la Guardia Revolucionaria del Gobierno de los ayatolás.
El lunes, el ELS anunció la muerte de tres de ellos en un bombardeo del régimen en los alrededores de Damasco, lo que llevó al Gobierno de Teherán a movilizarse para conseguir su liberación.
El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Alí Akbar Salehí, viajo ayer a Ankara para pedir al Gobierno de Turquía que medie para lograr ese objetivo.
“En la medida en que el Ejército Sirio Libre que pretende haber secuestrado peregrinos, recibe el apoyo de Turquía, la visita del ministro quiere recordar al Gobierno turco su responsabilidad en este caso”, manifestó la Cancillería de Teherán.