Juba
El Estado de Jonglei, una región de inestabilidad crónica del este de Sudán del Sur, sufre nuevos combates entre el ejército, los rebeldes y milicias de etnias rivales, informaron este miércoles trabajadores humanitarios y fuentes diplomáticas.
"Tenemos informaciones muy creíbles de combates generalizados en el departamento de Pibor", afirmó un responsable de Naciones Unidas que pidió el anonimato, citando a testigos que dieron cuenta de "horribles masacres".
Trabajadores humanitarios presentes en la región también indicaron que milicias de las etnias Dinka y Lou Nuer movilizaron a miles de hombres para combatir contra la comunidad rival de los Murle.
La embajada estadounidense condenó "la violencia interétnica en curso" en Pibor. "Pedimos a todo el mundo permitir a las agencias humanitarias acceder a los civiles y comunidades devastadas por la violencia", añadió en un comunicado.
Los últimos enfrentamientos registrados en Pibor se remontan a mayo. Soldados y otros hombres armados no identificados saquearon, entre otros, los locales de Naciones Unidas.
Desde abril de 2011, el ejército sursudanés combate en la zona una rebelión dirigida por David Yau Yau, un exprofesor de teología de la etnia Murle.
Los grupos de defensa de Derechos Humanos acusan tanto al ejército sursudanés como a los rebeldes de cometer abusos contra los civiles.
El martes, coincidiendo con el segundo aniversario de su joven Estado, el presidente Salva Kiir declaró estar "muy preocupado por los incesantes ataques y los asesinatos gratuitos de civiles inocentes" en Pibor.
Atribuyendo la violencia a David Yau Yau, el presidente le pidió que acepte una oferta de amnistía a cambio de su rendición.
El Estado de Jonglei sufre grandes conflictos étnicos desde que Sudán del Sur alcanzó la independencia el 9 de julio de 2011.
La región todavía arrastra las consecuencias de los 20 años de guerra civil sudanesa entre la rebelión sursudanesa -actualmente en el poder en Juba- y el régimen de Jartum que se desarrolló entre 1983 y 2005, año en que se firmó un acuerdo de paz que abrió la vía a la independencia del Sur.
La zona todavía está infestada de armas y perturbada por el rencor entre comunidades. Durante la guerra civil sudanesa, los Murle servían de apoyo a Jartum, que les proporcionaba armas, contra la rebelión sursudanesa. El resto de las comunidades de Sudán del Sur todavía desconfían de ellos.