Lima. EFE. El expresidente Alberto Fujimori (73 años) no desaparece de la palestra política: su hija Keiko acaba de perder las elecciones presidenciales, pero desde su entorno surgen voces para indultar al padre tras su última hospitalización.
Condenado a 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad y corrupción, Fujimori entró en el Instituto de Enfermedades Neoplásicas (especializado en afecciones cancerosas) el jueves tras presentar un irregular sangrado en la boca procedente, al parecer, de anteriores quistes en la lengua.
Su médico, Alejandro Aguinaga, congresista además de la bancada fujimorista, aseguró que su estado de salud es preocupante porque Fujimori perdió 15 kilos de peso, pero las pruebas para conocer si se reprodujo una lesión cancerígena se conocerán hasta hoy.
El viernes un congresista de la bancada oficialista, José Vargas, se pronunció sin ambages porque se le otorgue el indulto: “El presidente (Alan) García podría darle un indulto, pues la dignidad de la persona humana está por encima de toda consideración”.
García ni negó ni afirmó; ese mismo día se refirió a las palabras de su correligionario en estos términos: “Es una opinión muy personal del congresista (José) Vargas, quien tiene absoluto derecho y libertad para expresar sus deseos y opiniones”.
El indulto en Perú es potestad exclusiva del presidente; puede ser solicitado por el reo, un familiar o alguien cercano, y no es recurrible ante ninguna instancia judicial.
Keiko Fujimori, quien durante la campaña electoral juró que no indultaría a su padre en caso de ser elegida, guarda ahora silencio.
Para el abogado Carlos Rivera, quien representó la parte civil durante el juicio contra Alberto Fujimori, el indulto sería improcedente desde el punto de vista humanitario porque “no es un caso de gravedad extrema, ya que él, si bien tiene indicios de cáncer, se puede valer por sí mismo”.