Ante esto, el Gobierno colombiano asegura estar preparado para enfrentar nuevos ataques.
“Con dolor en el corazón debemos admitir que vuelve la etapa de los partes militares de guerra que nadie quiere”, declaró a la prensa el jefe negociador del grupo rebelde, Iván Márquez, antes de iniciar una nueva jornada de conversaciones con el Gobierno en La Habana.
No obstante, Márquez, también número dos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), reiteró el pedido de la guerrilla comunista al Gobierno para decretar un alto al fuego bilateral que favorezca los diálogos de paz y evite más víctimas entre los combatientes y la población civil.
Solicitamos al gobierno del presidente Juan Manuel Santos que estudie una posible tregua “para rodear con un ambiente tranquilo estas conversaciones de paz”, expresó Márquez.
En caso de recibir una respuesta negativa, Márquez pidió que al menos se discuta un “tratado de regularización de la guerra” para “evitarle a la población mayores padecimientos”.
La delegación del Gobierno, que encabeza el exvicepresidente colombiano Humberto de la Calle, no hizo declaraciones a la prensa.
El presidente Santos ha descartado en reiteradas ocasiones suspender las acciones militares contra la insurgencia hasta que se llegue a un acuerdo en la mesa de La Habana e insistió en que la ofensiva gubernamental ha debilitado a la organización insurgente hasta dejarla en una cifra históricamente baja de combatientes, que calculó que podrían llegar a ser menos de 8.000.
Adelantándose al anuncio de las FARC, Santos emitió un mensaje de calma el sábado al recalcar que la Fuerza Pública está preparada para responder.
Las Fuerzas Militares y la Policía “saben qué hacer a partir de mañana (ayer)”, dijo Santos.