No soy partidario de hacer profesías en esa materia, pero sé que la expectativa realista es que la oposición va a regresar con un importante grupo parlamentario a la Asamblea Nacional. La Ley Electoral y la Constitución, cambiada por el presidente, favorecen electoralmente al partido de gobierno, de manera que puede darse la situación de que la oposición saque más votos y, sin embargo, logre menos diputados que el gobierno. La Constitución eliminó la representación proporcional (1999) y en el 2009 se adoptó la ley de procedimientos electorales.
La estrategia de Chávez es venderse el mismo como candidato en todos los estados y circuitos electorales. Su estrategia se reduce a transformar cada elección en un plebiscito. Lo ha hecho a lo largo de 11 años y eso no ha variado. Aqui se da el caso casi increíble de que la fotografía de los candidatos oficialistas no aparece en las vallas; las que aparecen son las de Chávez. Ha aprovechado su liderazgo de una forma obscenamente ventajista.
En un conjunto de ideas recogidas en la agenda legislativa dirigida a atender los problemas más importantes como la situación económica, la inflación, la crisis eléctrica, la inseguridad, la crisis hospitalaria y, en segundo lugar, al rescate de la institucionalidad democrática del país, que está severamente erosionada por la conducta antidemocrática del presidente.
La más importante de todas es que para enfrentar y derrotar a este gobierno hay que diseñar y llevar adelante, con mucho rigor, una estrategia democrática que asume los momentos electorales como esenciales en el propio proceso de desarrollo de la estrategia democrática.
Por supuesto. Ya dentro de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) se ha discutido y autocriticado ese aspecto de su conducta con muchísima fuerza.
La Mesa de Unidad Democrática está conformada por 17 grupos de oposición, la mayoría de ellos nuevos partidos. Los dos viejos partidos todavía viven pero con otras dimensiones.
Se ha hecho una campaña electoral muy vigorosa, una actividad incesante, persistente de divulgación. Tenemos 50 años de experiencia en elecciones, así que todo lo que atañe a organización y movilización electoral también está cubierto para este domingo.
Para nada. El ventajismo del Gobierno es francamente obsceno. La utilización de recursos públicos, todos los recursos logísticos del Estado como medios de transporte y la participación, prohibida por la Constitución y por el propio reglamento del Consejo Electoral, de funcionarios públicos, empezando por el presidente de la República, que hacen campaña con total impunidad. En esa materia el ventajismo alcanza proporciones que en un país democrático como Costa Rica serían inadmisibles. Hay que verlo para creerlo porque en el extranjero no tienen idea de lo que es una campaña electoral en Venezuela con un sujeto (presidente) que irrespeta totalmente la reglamentación electoral y la propia constitución.
El Consejo Nacional Electoral tiene cinco miembros que se llaman rectores. Cuatro son miembros del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela, coalición oficialista), y uno de la oposición. No es un organismo imparcial. Afortunadamente, el sistema de votación electrónica, que es anterior a Chávez, es garantía suficiente de que lo que expresa el electorado es lo que se refleja en el escrutinio.
Claro que no. Aquí no se descarta que la oposición obtenga más votos que el Gobierno, y sin embargo, logre menos diputados. La Constitución de 1999 eliminó la representación proporcional y luego la Ley del Poder Electoral y la Ley de Procedimientos Electorales (2009) consagran ese sistema. En los últimos meses del año pasado, el Tribunal Electoral hizo una nueva organización de circuitos electoral y los redistribuyó de manera que Chávez no pierda las elecciones. En primer lugar, se le dio una gran representación a estados chavistas aunque tuvieran baja población, y en zonas urbanas donde la oposición tiene ventaja se reorganizó la distribución de la población, todo ello con base en las últimas elecciones.
Por supuesto que si. El sistema electoral, a pesar de todo, fue aprobado por un parlamento en el cual la oposición no está por su propia responsabilidad. “El Parlamento es legítimo y legal, aunque las leyes son un abuso. Las elecciones son políticamente cuestionables por el ventajismo que consagra, pero están basadas en leyes y un sistema electrónico confiable para tener la relativa certidumbre de que lo que decida la gente es lo que se reflejará.