“Estamos viendo una parálisis de decisiones económicas” en el Gobierno, dijo el economista Orlando Ochoa, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello.
“Las decisiones (que afectan el) consumo e inversión están pospuestas hasta que eso se aclare”, señaló Efraín Velásquez, presidente del Consejo de Economía Nacional, un ente consultivo del Ejecutivo.
Venezuela atraviesa una situación política inédita. Chávez, reelecto en octubre, está hospitalizado en Cuba por complicaciones de la operación contra un cáncer a la que se sometió el 11 de diciembre.
El Tribunal Supremo de Justicia decidió ayer que Chávez podrá asumir cuando se recupere y Maduro y el gabinete por él nombrado seguirán en funciones.
Pero no está claro que esos poderes, que van desde decretar créditos adicionales al presupuesto nacional a expropiar bienes, entre otras funciones, den facultades a Maduro de devaluar el bolívar, que se cotiza a 4,30 por dólar.
Las expectativas de una devaluación eran altas para principios del 2013 como remedio contra desajustes como el déficit fiscal (16% del PIB), la deuda pública superior a $150.000 millones (cerca de 50% del PIB) y para aliviar presión sobre el mercado cambiario.
En Venezuela, donde existe un férreo control de cambio desde hace casi una década, las divisas tienen una demanda “infinita porque el precio está muy por debajo del costo real”, dijo Ochoa.