Sin embargo, en un reflejo de sus diferencias de estrategia, los líderes del G8 también reconocieron que “las medidas necesarias (para impulsar el crecimiento y abatir el déficit) no son las mismas para cada uno de ellos”.
En la apertura de la segunda jornada de la cumbre, realizada en Camp David, EE. UU., el presidente estadounidense, Barack Obama, había señalado que la búsqueda del crecimiento económico y la lucha contra el déficit deben ir juntos.
Esta fórmula buscaba satisfacer tanto a la canciller alemana, Ángela Merkel, adalid de la austeridad en Europa, como al líder del Gobierno italiano, Mario Monti, y al nuevo presidente francés, François Hollande, quienes proclaman al crecimiento como una prioridad.
Como telón de fondo de este debate estuvieron siempre presentes las graves inquietudes sobre Grecia, donde la crisis económica se suma a un bloqueo político tras el fracaso de las negociaciones para formar gobierno tras las elecciones del 6 de mayo.
Los griegos están convocados a las urnas nuevamente el 17 de junio, unos comicios sobre los cuales se proyecta una eventual salida del país de la zona euro.
Hollande dijo haber solicitado que el apoyo para Grecia fuera explicitado en el comunicado.
Obama, que se enfrentará a la reelección el 6 de noviembre, advirtió sobre los efectos nefastos de los “vientos adversos” que Europa le propina a la actividad económica de EE. UU., donde el crecimiento de la economía se desacelera y el desempleo cayó un punto porcentual desde agosto del 2011.
Los líderes del G8 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Rusia) se pronunciaron durante la cumbre sobre los principales temas que dominan el espectro político, en especial los programas nucleares de Irán y de Corea del Norte, además de Birmania y Siria.
Con respecto a Irán, Obama expresó sus esperanzas de lograr una solución diplomática, advirtiendo sobre Teherán “sus continuas violaciones de las normas internacionales y su incapacidad para probar hasta el presente que no trata de militarizar” su programa nuclear.
El G8 también realizó una advertencia a Teherán afirmando que están listos para tomar medidas para asegurar que los mercados petroleros estén provistos de forma “completa y oportuna” para que, pese a las nuevas sanciones comerciales contra el crudo iraní, los precios se mantengan estables.
Con respecto a Siria, Obama destacó la necesidad de que el “proceso político” se inicie rápidamente en el país, escenario de una reprimida revuelta popular.