Ayer, tras la última reunión, los partidos no alcanzaron un consenso ante las diferencias entre flamencos, con autonomía en la región de Flandes (norte), y los francófonos de Valonia (sur).
El jefe de la formación socialista francófona, Elio Di Rupo, llamado a convertirse en el primer ministro de un gobierno de coalición después las elecciones legislativas, se presentó ante el rey Alberto II para informarle del fracaso de su misión y de su voluntad de dimitir.
“La respuesta del Rey se mantiene en suspenso durante el período de consultas”, divulgó en un comunicado la casa real.
El líder la formación flamenca, Bart de Wever, reconoció que el fracaso fue por irresponsabilidad de todos los que negociaban.
Anteriormente, Di Rupo expuso que si no se alcanzaba un acuerdo los partidos sumirán el país en la aventura y en el caos político.
Charles Picqué, presidente de la región de Bruselas, sostuvo que el rey deberá hallar una solución, en la que posiblemente nombre a un dirigente flamenco para sustituir a Di Rupo y alcanzar un consenso.
Bélgica, fundada en 1830, se halla sumida desde el 2007 en una crisis institucional que se va deteriorando por las divergencias entre las dos principales comunidades.