Más de 10.000 personas salieron a las calles del centro de la capital alemana para impedir la marcha convocada con motivo del 1 de mayo por diversas agrupaciones neonazis y a la que asistieron delegaciones extremistas de España, Italia y de la República Checa.
En vez de los 3.000 neonazis que se esperaban en las calles de la capital sólo aparecieron unos 600, informó la policía. Sin embargo, al igual que en años anteriores, no se pudo evitar que se produjeran disturbios.
La ruta prevista para la marcha fue bloqueada por las contramanifestaciones con sentadas en la calle. Al tratar de llevar la protesta hacia otras calles, intervino la policía y arrestó a por lo menos 200 extremistas de derecha que se habían congregado en la céntrica avenida de Kurfürstendamm.
Las fuerzas de seguridad habían dispuesto un masivo dispositivo policial, desplegando a unos 7.000 agentes.
Similares contramarchas de la población contra neonazis se produjeron en otras ciudades del país, como Würzburg, Schweinfurt, Rostock y Erfurt, y en bastiones de la extrema derecha en Sajonia, como en Zwickau y Hoyerswerda.
Sin embargo, los incidentes no pudieron ser evitados del todo: algunas personas de izquierda arrojaron piedras y botellas contra la policía en el barrio berlinés de Kreuzberg. La policía se abalanzó sobre ellos e intentó detener a los atacantes y dispersar a la masa.
El año pasado el 1 de mayo se produjeron en Kreuzberg fuertes disturbios, en los que resultaron heridos 500 policías.
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