Daca. AFP. Los grupos de defensa de los obreros del sector textil en Bangladés imputan la responsabilidad de los numerosos accidentes en este lucrativo sector a los patrones sin escrúpulos, la negligencia del Gobierno y la indiferencia de las firmas de ropa occidentales, más preocupadas por los costos de producción que por la seguridad.
Al menos 250 personas murieron en el derrumbe , el miércoles, de un edificio en el que funcionaban cinco talleres de confección, un nuevo accidente en este sector que generó el año pasado $20.000 millones a la exportación y contribuyó a que la etiqueta “Made in Bangladesh” ingresara en casi todos los hogares occidentales.
Algunos empleados del sector textil que trabajaban en el edificio Rana Plaza de Savar, en la periferia de Daca, recibían $37 por mes para fabricar prendas destinadas, entre otras marcas, a la empresa británica Primark.
Solo esta cadena de ropa de bajo precio Primark reconoció que uno de sus abastecedores estaba en el Rana Plaza. “El grupo está impactado y profundamente entristecido por este accidente espantoso en Savar y manifiesta sus condolencias a todas las personas afectadas”, según un comunicado.
La marca española de ropa Mango reconoció ayer que había hecho un pedido de 25.000 artículos a un taller de confección situado en este edificio, aunque alegó que se trataba “solo” de muestras.
El grupo estadounidense Walmart afirmó que está investigando las acusaciones de que en el edificio había abastecedores suyos.
Benetton, italiano, negó cualquier vínculo, aunque papeles mostrados por grupos defensores de los trabajadores muestran que hizo pedidos en setiembre.
En noviembre, un incendio en un taller textil cerca de Daca cobró la vida de 111 empleados , en su mayoría mujeres, lo que provocó una polémica sobre las condiciones de trabajo y de seguridad de los obreros de esta industria, la segunda más importante del mundo.
Este taller no contaba con equipos de lucha contra incendios, las salidas de emergencia estaban bloqueadas y los obreros habían recibido la orden de permanecer en sus puestos a pesar del humo ya que sus jefes aseguraban que se trataba de un ejercicio de alerta.
En relación con el accidente del miércoles, a pesar de una evacuación del Rana Plaza la víspera, luego de que empleados constataran fisuras en el edificio, sus jefes les pidieron que regresaran a trabajar.
Hace unos 30 años que Bangladés se lanzó en la confección para la exportación e hizo del sector una punta de lanza de su economía.