Dublín. AP Martin McGuinness, comandante del Ejército Republicano Irlandés (IRA), que hizo las paces con Gran Bretaña, falleció el martes a los 66 años.
El rebelde radical, que por años trató de unificar a Irlanda mediante la violencia y lanzó ataques contra soldados británicos, le estrechó la mano a la reina Isabel II en varias ocasiones, y se convirtió en un dirigente político que se ganó el respeto e incluso la amistad de sus antiguos enemigos.
McGuinness fue cabecilla de un grupo paramilitar al que llevó a una reconciliación con Gran Bretaña. Fue por una década viceprimer ministro de Irlanda del Norte bajo un acuerdo de compartir el poder entre los protestantes y los católicos.
El político sufría de amiloidosis, una rara enfermedad con una cepa específica en el noroeste de Irlanda. La quimioterapia lo debilitó y el otrora incansable dirigente tuvo que empezar a ausentarse de reuniones de gobierno.
En enero anunció que renunciaba a las actividades políticas.
El líder del Sinn Féin, Gerry Adams, dijo que McGuinness era “ un apasionado republicano que trabajó incansablemente por la paz y la reconciliación y por la reunificación de su país ” .
Sin embargo, muchas víctimas del IRA no lo perdonan.
El exministro británico Norman Tebbit, cuya esposa quedó paralítica a raíz de un atentado del IRA en un hotel de Brighton, en 1984, expresó esperanzas de que McGuinness “esté sufriendo en un rincón particularmente caluroso e incómodo del infierno por el resto de la eternidad”.
La metamorfosis de McGuinness de guerrero a político fue impresionante. Como comandante del IRA durante los peores años de la violencia entre católicos y protestantes, insistía en que Irlanda del Norte debía independizarse del Reino Unido aun si los protestantes del país querían lo contrario.