Roma. AFP. Por primera vez desde su fundación en 1945, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), será presidida por un latinoamericano, el brasileño José Graziano da Silva, quien tendrá sobre sus hombros el reto de erradicar, o al menos reducir, el hambre en el planeta.
El brasileño, elegido director general de la FAO con 92 votos contra 88 de su adversario, el excanciller español Miguel Ángel Moratinos, obtuvo el respaldo de América Latina, Indonesia y los llamados “países no alineados” del Grupo 77, entre los países africanos.
“No soy más el candidato de Brasil, sino el director general de todos los países”, declaró Graziano en español; visiblemente emocionado tras conocer el resultado.
El brasileño fue uno de los técnicos más cercanos del primer mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en el año 2003, y luego fue asesor especial de la Presidencia de la República de Brasil.
“Con los años he aprendido que se debe caminar juntos, lograr el consenso, para lograr los objetivos”, agregó Graziano tras agradecer ante la plenaria a los países.
“Ha sido un ejercicio democrático y soberano”, manifestó.
El ministro estrella del gobierno de Lula derrotó por cuatro votos al exministro español, en una votación muy reñida dado el carisma y la capacidad de los dos candidatos.
El brasileño, quien fue responsable del exitoso plan popular para la erradicación del hambre en Brasil Fome Zero ( Hambre Cero ), era uno de los grandes favoritos para suceder al senegalés Jacques Diouf en el cargo de director general de la FAO desde hace 17 años.
Nacido el 17 noviembre de 1949, Graziano da Silva era el representante regional y subdirector de la FAO desde marzo del 2006.
Durante su permanencia en la FAO, logró que los países de América Latina y el Caribe fueran los primeros en el mundo en asumir el compromiso de erradicar el hambre antes del año 2025.
El nuevo dirigente debe liderar la respuesta internacional a uno de los grandes dramas de la humanidad agravado con la crisis en el alza de los precios de los alimentos del 2007 y 2008 y la especulación en el mercado de materias primas y agrícolas. Según la FAO, casi la sexta parte del mundo, unos 925 millones de personas, padecen hambre.