“Hasta ahora hay 17 fallecidos, 11 que ya han sido trasladados y seis que están en un primer proceso de identificación. Logramos sacar a un sobreviviente, con quemaduras en 30% del cuerpo”, informó Juan Carlos Posada, a cargo de Defensa Civil.
“Es difícil que haya sobrevivientes, porque la explosión produce muy altas temperaturas”, explicó Posada, al señalar que los cuerpos recuperados se encuentran calcinados.
Las labores de búsqueda avanzaban lentamente, a causa de la presencia de gases que no se han podido disipar totalmente.
En la mañana de ayer, las actividades de rescate estuvieron prácticamente paralizadas, pero, en la tarde, miembros del grupo de salvamento ingresaron a la mina, por lo menos 180 metros, explicó Posada, quien estimó que el operativo deberá extenderse hasta el fin de semana.
Decenas de familiares estaban en los alrededores para conocer la suerte de los mineros, pero había retenes por seguridad.
Liliana Aguirre, un ama de casa de 25 años, exesposa de uno de los mineros atrapados con quien tiene un hijo de 7 años, indicó “estoy aquí desde esta mañana. Lo único que me han dicho es que tengo que esperar”, se lamentó la mujer tras señalar que la mina, que se maneja de manera legal, “parecía segura”.
El presidente Álvaro Uribe expresó su pesar por el accidente. “No lo puedo ocultar: tengo muchísimo dolor” por la “personas allá atrapadas. Una suerte bien difícil”, manifestó.
El mandatario solicitó que se informe “rápidamente cuáles eran las condiciones de seguridad industrial para trabajar en esa mina, si estaba al día en el cumplimiento de los requisitos”.
Al momento de la explosión había dentro de la mina unas 70 personas. Los socorristas tuvieron que esperar hasta el amanecer de ayer para acudir al rescate de los mineros, debido a la emanación de gases.
El ministro de minas, Hernán Martínez, señaló que al parecer la explosión se habría producido por la falta de detectores permanentes de fugas de gas.
La explosión ocurrió durante el relevo de trabajadores de la mina, una de las más grandes de la región carbonífera del noroeste del país, en la que trabajan unas 600 personas.