La posibilidad de que varios gobiernos del mundo árabe caigan como consecuencia de la agitación social que derribó a los regímenes de Túnez y Egipto, fue descartada por dos expertos europeos entrevistados por
Para la diplomática francesa Anne Gazeau y el investigador alemán Hans-Johachim Giessmann, quienes impartieron una charla sobre
Ellos argumentaron que las condiciones políticas, económicas, culturales y de conformación de gobiernos en los países son distintas y lo que suceda en un lugar no necesariamente tendrá el mismo efecto en otro.
Sin embargo, sí destacaron un fenómeno en común en varios países: la irrupción de nuevas tecnologías de comunicación como Twitter y Facebook como una herramienta que permitió organizar y realizar manifestaciones y protestas que, en el caso de Túnez y Egipto, finalmente tuvieron un resultado concreto.
Giessmann, con una amplia carrera académica en la que destaca ser miembro del Consejo de Prevención de Crisis Civil del Ministerio del Exterior de Alemania, consideró que Egipto es uno de los puntos fuertes del mundo árabe y que las decisiones en este país son seguidas con mucha atención por la comunidad internacional.
“En los conflictos políticos en el mundo árabe la fuerza militar externa no es solicitada del todo y el apoyo económico es, si acaso, pedido puntualmente. Normalmente, la intervención directa del extranjero es indeseable”, explicó.
“Más bien, la intervención directa del extranjero es indeseable. En general, más bien solo se alienta al extranjero a renunciar a dar apoyo a la contraparte política interna”, agregó el catedrático.
Gazeau, quien fue directora general de la Dirección General de la Cooperación Internacional y del desarrollo del Ministerio de Asuntos Exteriores y Europeos (MAEE), coincidió en estas apreciaciones e hizo ver que en Yemen, Argelia o Jordania las condiciones culturales y sociales son diferentes por lo que no se deben esperar unos resultados iguales.