Reforzar la capacidad del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), que asciende a 250.000 millones de euros, tras las ayudas a Irlanda y Portugal, es uno de los temas que se debatirán en la reunión iniciada ayer en Bruselas, y que sirve de antesala de la cumbre europea del 8 y 9 de diciembre.
La idea es potenciar este fondo para que pueda rescatar a Italia, tercera economía de la eurozona, en caso necesario.
El Tesoro italiano logró colocar ayer 7.500 millones de euros en bonos, pero a tasas históricas que superaron ampliamente el umbral del 7%, un nivel considerado insostenible a largo plazo para el país con una deuda de 1,9 billones de euros (120% del PIB).
Precisamente, ayer la Comisión Europea pidió a Italia hacer más reformas y que las aplique más rápido para cumplir los objetivos de déficit y estimular su crecimiento interno, en un informe a los ministros de Finanzas de la eurozona.
A la reunión en Bruselas asistió el jefe del gobierno italiano, Mario Monti, también titular de Economía, para presentar sus planes con vistas a reducir su colosal deuda.
Los 17 jefes de Economía europeos desbloquearon por fin el sexto y último tramo de 8.000 millones de euros del préstamo de 110.000 millones otorgado en el 2010 a Grecia.
Los ministros exigieron un compromiso por escrito al Gobierno griego de que cumplirá con las exigencias de Bruselas a cambio del desembolso de la ayuda, vital para evitar la quiebra de Grecia en los próximos días.
Los desesperados llamados europeos se multiplican mientras aumentan las advertencias de que el euro tiene sus días contados.
Para evitar la catástrofe y un contagio masivo, los europeos pretenden multiplicar la capacidad de intervención del FEEF y transformarlo en una especie de compañía aseguradora, que incite a inversores a comprar deuda de los países más amenazados, garantizando entre 20% a 30% de las pérdidas.
La eurozona también considera crear un instrumento financiero, adosado al FEEF, que atraiga la inversión de inversores privados.