Bruselas
Las prácticas de espionaje de Estados Unidos, que habría llegado a "pinchar" el celular de la canciller alemana Angela Merkel, ponen a prueba la unidad de los líderes de la Unión Europea (UE) en la cumbre que se inicia este jueves en Bruselas.
Esta cumbre europea debía ser una reunión de puro "trámite", dijo esta semana en Bruselas un alto diplomático, con gran disparidad de temas en la agenda, desde la economía digital hasta los dramas de la inmigración ilegal en las fronteras de Europa.
Pero las revelaciones del miércoles en Alemania, de que la NSA habría practicado escuchas telefónicas ilegales a Merkel, líder de la principal potencia europea, le dieron un interés inesperado al cónclave.
Merkel discutirá el tema en Bruselas en un encuentro bilateral con el presidente francés, François Hollande, cuyo país también se vio afectado -según revelaciones del diario Le Monde- por escuchas ilegales masivas llevadas a cabo por la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense(NSA), que espiaron incluso las legaciones diplomáticas francesas.
"Este encuentro bilateral deseado por Merkel no fue organizado para ello, pero van a hablar evidentemente de eso para coordinar su reacción", indicó una fuente diplomática francesa.
El tema es particularmente sensible en Alemania, aún traumatizada por el espionaje de la Stasi, la policía secreta en tiempos de la comunista República Democrática de Alemania.
En alusión a esa época, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, advirtió este jueves sobre el "totalitarismo" hacia el cual puede deslizar un país cuando un "Estado utiliza su poder de manera intrusiva en la vida de la gente".
El gobierno alemán convocó al embajador estadounidense en Berlín, tal como lo hizo Francia esta semana con el embajador en París.
El caso es de hecho idéntico al que padeció, de acuerdo con esas revelaciones, la mandataria brasileña Dilma Rousseff, que también estuvo bajo escuchas de la NSA, y el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, cuando aún era candidato, o incluso el expresidente Felipe Calderón cuando estaba en funciones.
Europa no logró de momento alcanzar una posición común sobre el espionaje de Estados Unidos. Muchos países consideran que se trata de asuntos únicamente bilaterales y que la Unión Europea no es un ámbito para discutirlos.
Gran Bretaña, por ejemplo, e incluso España, estiman, según una fuente europea, que ese es una tema "de seguridad nacional". "No me imagino cómo el Consejo podría meterse en esa discusión", dijo la fuente.
Se suma además el espionaje al que se libran los miembros de la UE entre ellos. El periodista Glenn Greenwald, que tiene en su poder los expedientes que ventiló el ex consultor de la NSA Edward Snowden -y que sacaron a la luz el espionaje masivo y sistemático de Estados Unidos-, afirmó que los italianos eran espiados no sólo por los estadounidenses sino también por los británicos.
La Comisión Europea (ejecutivo de la UE) estima sin embargo que este problema atañe directamente a un proyecto que impulsa desde hace años para modificar la legislación sobre la protección de datos personales, elaborado cuando Internet no alcanzaba a todos los ámbitos de la vida privada.
"Ahora ya no se trata sólo de hacer declaraciones, hay que actuar en las más altas esferas" europeas, dijo este jueves la comisaria europea a cargo de Justicia, Viviane Reding, pidiendo que que los europeos aprueben la reforma sobre la protección de datos para la "primavera 2014".
El malestar europeo quedó también palpable con el voto en la Eurocámara del miércoles, que reclama la suspensión de un acuerdo sobre la trasferencia de datos bancarios con Estados Unidos en el marco de la lucha contra el terrorismo.
El jefe del Partido Socialdemócrata alemán, Sigmar Gabriel, que negocia con Merkel una gran coalición, llegó incluso a poner en duda la continuidad de las negociaciones de libre intercambio con Estados Unidos.
El drama de la inmigración también ocupará parte de las discusiones en Bruselas. Sin mucho entusiasmo para darle un espacio importante en el comunicado final en un primer momento, un conjunto de países del sur europeo, más expuestos a la presión migratoria que a menudo terminan en tragedias como la de Lampedusa, donde un naufragio dejó unos 360 muertos, formaron un frente común para hacer oír sus reclamos.
España, Italia, Grecia, Malta, Chipre, Croacia, Eslovenia y Bulgaria trabajaron para que se exprese de forma más concreta en el comunicado final la necesidad de un enfoque más global de la inmigración, focalizado en la prevención en los puntos de partida, la protección, la solidaridad y la responsabilidad compartida. Francia, invitada a unirse al frente común, aún no dio su respuesta.
Según el último proyecto del documento de conclusión de la cumbre que circula en Bruselas, el reclamo fue oído, pero la definición de una "política a largo plazo" en materia de inmigración y asilo será aplazada hasta junio de 2014, después de las elecciones europeas.