El 14 de abril de 1931 España proclamó la II República tras la victoria, en unas elecciones municipales, de partidos políticos que reclamaban un nuevo régimen y acabar con la monarquía de Alfonso XIII.
Ochenta años después, tras una Guerra Civil, la dictadura franquista y una transición a la democracia, movimientos republicanos siguen conmemorando en el país la necesidad de este sistema.
El debate sobre el modelo de Estado en España parece minoritario, y la monarquía, encabezada por el rey Juan Carlos I, goza de buena imagen. Así lo refleja el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que indica que esta institución es la segunda más valorada, por encima del Parlamento o el Poder Judicial y solo por debajo de las Fuerzas Armadas.
Sin embargo, destaca la existencia de más de 30 municipios que han aprobado una moción para pedir un referéndum que pregunte sobre el sistema de gobierno.
“Tenemos un déficit. El Rey actual fue nombrado heredero por Franco”, señala Antonio Romero, coordinador de la Red de Municipios españoles por la III República, que pone como ejemplo la elección que sí tuvieron en su momento Italia y Grecia.
Los argumentos utilizados por esta red para defender una república son “democráticas y jurídicas”.
“El Estado no debe heredarse como si fuera un cortijo privado. No se puede nacer con su jefatura bajo el brazo”, afirma Romero.
Menciona también la contradicción que supone este sistema con la igualdad entre personas que pregona la Declaración Universal de Derechos Humanos mientras señala la “ilegalidad” de la monarquía.
La cuestión económica también es denunciada por Romero. “Es muy opaca en la gestión de los recursos públicos que se le asignan”.
“Ese sueño, esas aspiraciones colectivas que reflejan la efeméride, están en gran parte construidas en nuestra democracia”, señaló el miércoles Ramón Jáuregui, ministro de la Presidencia, en respuesta a una moción del diputado Gaspar Llamazares, de IU.
Otros argumentos contrarios al republicanismo evocan la “estabilidad” que da la Corona. “La legitimación democrática de los reyes en los estados de derecho tiene que ver con la historia, dinastía y plasmación de sus funciones. Ofrece una instancia cuya idoneidad para nuestro país está especialmente indicada”, afirma el analista José Antonio Zarzalejos en un texto escrito para el diario
“Hay muchas personas que se declaran republicanos de salón y juancarlistas de coyuntura pero son intelectual, moral y jurídicamente republicanos”, añade Romero. “Gran parte de la sociedad considera que le debe a Juan Carlos I que salvara la democracia” el 23 de febrero de 1981, tras un intento de golpe de Estado.
Por esta razón, en el movimiento republicano se considera como posible punto de inflexión la retirada del actual monarca. “Cuando el Rey desaparezca, al hijo no se le debe nada. Entonces será un momento en el que habrá más desafecto a la institución monárquica y más crecimiento en la lucha de la República”, según Romero.
Entre los actos realizados el jueves, destacó una manifestación en Madrid que reunió, según organizadores, a 15.000 personas.