Seúl. AP - Un fuerte sentimiento de pesimismo envolvió el inicio hoy de una cumbre económica de los principales países ricos y en desarrollo, a la que arribaron los líderes mundiales profundamente divididos sobre sus políticas monetarias y comerciales.
Fundado en 1999 y elevado a nivel de cumbre hace dos años, el Grupo de los 20 (G20, un foro que abarca a países desarrollados como Estados Unidos y Alemania así como gigantes emergentes como China y Brasil) se ha convertido en la pieza central de los esfuerzos gubernamentales para reactivar la economía global y evitar otro colapso financiero como el ocurrido hace dos años.
Sin embargo, la búsqueda de coincidencias entre sus miembros ha sido difícil en las últimas semanas.
El grupo está dividido básicamente entre países como Estados Unidos, que creen que la prioridad máxima es presionar a China para que permita la revaluación de su moneda frente a otras divisas, y aquellos que están furiosos por los planes de la Reserva Federal de EE. UU. de inyectar $600.000 millones frescos a la débil economía del país, con lo que devaluará el dólar.
En una carta al G20, Obama advirtió que EE. UU. no puede seguir siendo un consumidor que despilfarre dinero prestado y que necesita que otros países hagan valer su peso para arreglar la economía mundial.
“Lo más importante que Estados Unidos puede hacer por la economía mundial es crecer, porque seguimos siendo el mercado más grande del mundo y un motor enorme para que todos los demás países crezcan”, dijo Obama en una conferencia de prensa.
El presidente saliente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, advirtió hoy que el mundo iría a la bancarrota si cada país buscara crecer económicamente con base en las exportaciones. Dijo estar más preocupado sobre cómo Estados Unidos revaluará el dólar que sobre cómo Brasil necesita devaluar el real.
“Si los países más ricos no están consumiendo y todos quieren propagar su economía con base en las exportaciones, el mundo irá a la quiebra porque no existe alguien que compre. Todo el mundo quiere vender”, dijo el mandatario durante una conferencia de prensa justo antes de la cena inaugural de la reunión del G20.
La cumbre comenzó con cierto pesimismo para Obama y el presidente surcoreano, Li Myung-bak, cuyos ministros no lograron llegar a un acuerdo sobre un tratado de libre de comercio, estancado desde hace tiempo y del que había esperanzas se resolviera esta semana.
Obama y otros mandatarios enfrentan una serie de temas espinosos en la cumbre de dos días que comenzó hoy en Seúl, como la devaluación de las monedas por parte de ciertos países para promover sus exportaciones, los déficit comerciales y el proteccionismo.
En los últimos dos días, los ministros y altos funcionarios del G20, llamados ‘sherpas’ en la jerga diplomática porque hacen la mayor parte del trabajo preliminar, han trabajado intensamente para elaborar una declaración conjunta sustancial que se difunda mañana, al final de la cumbre.
Los mandatarios del G20 se reunieron hoy por la noche en el Museo Nacional de Corea en Seúl para la cena que marcó el inicio oficial de la cumbre. Fueron recibidos por guardias vestidos con atuendo real y escoltados posteriormente por niños con trajes tradicionales coreanos.
En las calles aledañas, varios miles de manifestantes protestaron contra el G20 y el gobierno de Corea del Sur. Algunos chocaron con policías antidisturbios, pero la marcha desde la principal estación de trenes de Seúl fue mayormente pacífica.