Nada más conocida la victoria de Hollande el domingo por la noche, varios dirigentes socialistas llamaron a los electores a mantener la tendencia cuando sean llamados a renovar la Cámara Baja del Parlamento, la Asamblea Nacional , en las legislativas a dos vueltas del 10 y el 17 de junio.
El nuevo presidente necesitará una mayoría absoluta en el Parlamento para llevar a cabo su política. De lo contrario, un eventual primer ministro de derecha lideraría el Ejecutivo y reduciría en gran medida la iniciativa del jefe de Estado.
El domingo, en un discurso ante sus simpatizantes en la plaza de la Bastilla en París, Hollande dio el tono: “Hay mucho que hacer en los meses que vienen, y para empezar, darle una mayoría al presidente de la República”.
El secretario nacional del Partido Comunista, Pierre Laurent, fue explícito el domingo y afirmó que su “trabajo será prolongar esta victoria” de Hollande. “Debe desembocar en un cambio de política real”, destacó.
Hollande contará también con el apoyo de los ecologistas, que concluyeron un acuerdo en noviembre con los socialistas, con la esperanza de obtener entre 18 y 24 diputados y ayer llamaron a no bajar la guardia.
La secretaria nacional, Cécile Duflot, pidió “una movilización general de todos para dar una energía nueva al cambio”, y advirtió del “riesgo” de una mayoría de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el partido conservador de Sarkozy, mayoritario en la Asamblea Nacional desde 2007.
En las anteriores legislativas, que tuvieron lugar en el 2002 y el 2007, la victoria de la derecha en la presidencial se tradujo en una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional para el partido del nuevo jefe de Estado.
Tras el éxito de la izquierda en las últimas elecciones municipales y regionales, la derecha contraatacó para prevenir una concentración excesiva de poder en manos de los socialistas.
La portavoz de campaña de Sarkozy, Nathalie Kosciusko-Morizet, así lo expresó a la radio Europe 1: “Ahora tenemos el nuevo presidente de la República, el Senado, la mayoría de las regiones, un muy gran número de departamentos, muchas grandes ciudades, que son de izquierda”.
Según dos sondeos publicados el domingo, los dos partidos, el Socialista y la UMP, están muy igualados, con un 31% de intención de voto para los primeros y un 30% para los conservadores.
Antes de la derrota de Sarkozy en la segunda ronda, Marine Le Pen anunció que quería convertir a su partido en “la única y verdadera oposición a la izquierda ultraliberal, laxista y libertaria”.
Hasta ahora, el sistema de las legislativas , en el que solo el candidato más votado en la segunda vuelta se lleva el escaño, ha sido muy desfavorable para la ultraderecha, que no tiene ningún diputado en la Asamblea Nacional.
Pero el Frente Nacional alberga ahora esperanzas, pues en la primera vuelta de la consulta presidencial, Le Pen quedó en primera o segunda posición en 116 de las 577 circunscripciones.
Asimismo, la tensión en una UMP marcada por la derrota de su líder y en la que existe una sección sensible a las tesis del Frente Nacional, podría jugar en favor de la extrema derecha, que espera atraer a una parte del partido de Nicolás Sarkozy.