Desde hace varios meses, algunos estados estadounidenses tienen dificultades a la hora de encontrar tiopental sódico, el único anestésico autorizado en todos los países como el primero de los tres productos que se inyectan para matar a un condenado a muerte.
Solo una compañía farmacéutica en EE. UU., Hospira, produce actualmente el tiopental sódico. Pero el anestésico está agotado y la empresa no reiniciará su producción hasta el primer trimestre de 2011.
Oklahoma pretende sustituir el tiopental por el pentobarbital (conocido por su uso veterinario) para ejecutar el 16 de diciembre a John Duty, de 58 años, condenado por el asesinato en 2001 de un compañero de celda.
Al declarar constitucional la inyección letal con el uso de tres productos, la Corte Suprema reconoció en 2008 que la “administración de las otras dos drogas sería tortura si existiera el mínimo problema con la primera”, según precisó Megan McCraken, abogada especializada en la pena de muerte.