Police use water cannons in an attempt to disperse supporters of Paraguayan President Fernando Lugo who demonstrate against the Congress' decision to impeach Lugo, in Asuncion, on June 22, 2012. Paraguay's congress impeached President Fernando Lugo on charges of poorly performing his duties over his handling of a deadly land dispute. AFP PHOTO/NORBERTO DUARTE (NORBERTO DUARTE)
En total, 39 de 43 senadores presentes votaron contra Lugo quien quedó automáticamente destituido al final de la tarde, ya que alcanzaron los dos tercios (30 de 45 sin importar ausencias) que exige la Constitución del país.
Su separación del cargo se concretó en una sesión que se extendió por cinco horas y menos de un día después de que la Cámara de Diputados solicitara un juicio político en su contra.
Cuatro senadores apoyaron la absolución del mandatario al criticar el expeditivo juicio político como un atentado contra la democracia paraguaya.
Lugo acató la decisión pero calificó la medida de herida profunda a la democracia paraguaya, en un discurso tras su destitución.
“Hoy me retiro como presidente, pero no como ciudadano paraguayo”, sentenció el presidente destituido, y expresó su deseo de que no haya incidentes.
“Que la sangre de los justos no se derrame”, sentenció Lugo , quien tras la breve alocución abandonó el palacio presidencial en un convoy de automóviles.
No había pasado media hora desde que Lugo se despidió cuando vicepresidente Federico Franco, de 49 años, militante del Partido Liberal Radical Auténtico, en el poder, y médico de profesión, asumió el mando para completar el periodo de gobierno de cinco años hasta agosto del 2013.
La destitución llegó siete días después de la muerte de 17 personas en un choque armado entre policías y campesinos sin tierra, que fueron desalojados de una reserva forestal. La revuelta se convirtió en una brasa que desembocó en la acusación formal pues las tensiones, que venían creciendo entre el mandatario y sus antiguos aliados políticos, finalmente explotaron.
Los políticos de la coalición que llevaron a Lugo al poder le reclamaban hace años una mayor participación e injerencia en la toma de decisiones del Gobierno. La gota que derramó el vaso fue el nombramiento de dos personas del núcleo duro de Lugo como ministro del Interior y jefe de la Policía, sin ofrecer participación a los aliados que lo llevaron a la presidencia.
Los partidarios derribaron vallas de seguridad, a lo que la Policía respondió con gases lacrímogenos, mientras sus tanquetas usaban los cañones de agua y agentes a caballo disolvían la concentración.
Tras unos minutos, la situación volvió a la calma y paulatinamente la gente volvió a la plaza más organizada y con más tranquilidad.
La tensión en el ambiente político y social del país fue evidente durante toda la jornada: la mayoría de escuelas suspendieron sus clases y pidieron a sus padres retirar a sus hijos como medida de seguridad.
Los comercios del centro de Asunción también cerraron sus puertas ante la movilización de campesinos frente al Congreso.
En clínicas y hospitales activaron el código rojo de emergencias médicas para recibir grandes cantidades de heridos previendo enfrentamientos violentos.