Egyptian Copts mourn over the coffin of a victim of deadly clashes, during a funeral at Abassaiya Cathedral in Cairo on October 10, 2011, a day after 24 people, mostly Christians, died in clashes with Egyptian security forces. AFP PHOTO/MOHAMMED HOSSAM (MOHAMMED HOSSAM)
Al grito de “el pueblo quiere la caída del mariscal Huseín Tantaui”, miles de personas pidieron ayer la dimisión del jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que dirige Egipto desde la caída de Hosni Mubárak en febrero.
El funeral celebrado ayer en El Cairo por los fallecidos el domingo en los enfrentamientos entre el Ejército y los manifestantes coptos, se convirtió así en la escenificación de la ira y el malestar contra las Fuerzas Armadas.
La quema de una iglesia en Edfu, en el sur del país, derivó en una marcha a las puertas del edificio de la televisora pública egipcia y, aunque no está claro el origen de la refriega, los coptos aseguraron que el Ejército los atacó.
Los choques dejaron más de 300 heridos que están ahora en Hospital Copto. El balance oficial de muertes asciende 25, de ellas al menos 20 civiles. Sin embargo, varias organizaciones de coptos denuncian que la cifra de muertos es aún mayor y que las autoridades siguen sin divulgarla.
Los gritos de desconsuelo de los familiares y las lágrimas de los amigos de los fallecidos se mezclaban con las consignas de los manifestantes que, a las puertas del hospital, pedían explicaciones a la Junta Militar.
En respuesta a este sentimiento de furia por la escasa regularización de las iglesias cristianas, el Consejo de Ministros, reunido de urgencia, presentó ayer un proyecto de ley para legalizar la situación de los templos sin licencia.
También se reunieron los dirigentes castrenses, quienes dijeron en un comunicado que los incidentes fueron “intentos de destruir los pilares del Estado y propagar el caos para impedir la transición democrática deseada”.
El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas señaló que tomará las medidas necesarias para controlar la situación y proteger la seguridad del país pues “teme efectos peligrosos para la seguridad nacional”.
Además, la Junta encargó la formación de una comisión para investigar los hechos.
Por su parte, el movimiento islámico de los Hermanos Musulmanes aseguró que “no es el momento adecuado” para que los coptos se manifiesten y pidió “paciencia” a los cristianos, que representan un 10% de la población del país.
Mientras, grupos que protagonizaron la revolución que acabó con Mubárak alertaron sobre el riesgo de que la Junta Militar busque seguir en el poder a cuenta de la inestabilidad que vive Egipto.
El Movimiento 6 de Abril denunció en un comunicado, los sucesos de antier y lamentó que “la Junta Militar sigue los mismos pasos que Mubárak y busca tranquilizar la situación sin conseguir erradicar los problemas”.