El llamado que hizo el domingo el Departamento de Estado de Estados Unidos constituye una injerencia en los “asuntos internos de China” y “son acusaciones sin fundamento contra el Gobierno chino”, declaró Liu Weimin, portavoz de la cancillería de Pekín.
“China expresa su gran descontento y su firme oposición”, agregó Liu en una rueda de prensa.
China sigue considerando a ese movimiento como “una rebelión contrarrevolucionaria” y se niega a discutir compensaciones para los familiares de las víctimas.
“El Gobierno y el partido llegaron a una conclusión muy clara sobre ese incidente”, destacó Liu.
Unas diez personas siguen encarceladas por su implicación en las manifestaciones de la “segunda primavera de Pekín”, por las cuales más de 1.600 chinos fueron condenados a penas de prisión, según la fundación Duihua (Diálogo), con sede en Estados Unidos.
En Pekín, cerca de mil personas procedentes de diversas regiones fueron arrestadas durante los días anteriores al 4 de junio y enviadas de regreso a su provincia de origen, detalló un peticionario.