Quito. AFP. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, se reunió hoy en Quito con su embajadora en Londres, Ana Albán, para examinar el pedido de asilo del fundador de WikiLeaks, Julian Assange .
En la cita, que se desarrolló a puerta cerrada en el Palacio de Carondelet (sede del Ejecutivo), también participaron el canciller Ricardo Patiño y otros funcionarios de la diplomacia ecuatoriana.
Según el periódico electrónico del gobierno, tras el encuentro el canciller “informó que todavía no se toma una decisión”, mientras que Albán “prefirió no hablar con la prensa sobre el tema” a su salida.
Añadió que, de acuerdo con Patiño, un grupo de abogados estudia el caso para advertir las implicaciones políticas y jurídicas para Ecuador en caso de conceder el asilo.
“Hay personas que han quedado aisladas en embajadas un día, tres semanas o cinco años. Todo eso puede pasar”, expresó Patiño.
Previamente, el canciller recibió en su despacho a Albán, quien conversó con autoridades inglesas antes de ser llamada a consultas para analizar la solicitud de Assange, requerido por Suecia por presuntos delitos sexuales y que está refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres desde el 19 de junio.
“Le estamos brindando las facilidades suficientes para poder sobrevivir, es decir comida, acceso a ciertas personas que lo van a visitar. Lo que le estamos facilitando es efectivamente lo básico”, declaró la embajadora a la prensa en la cancillería.
“Eso es a lo que nos comprometimos y en lo que estamos trabajando para decidir cuál va a ser la posición que va a tomar el gobierno”, agregó.
Antes de recibir a Albán, Patiño manifestó que “no hay ninguna fecha” para que Ecuador se pronuncie. “El presidente lo decidirá cuando él considere que debe hacerlo”, indicó. “La solicitud está siendo analizada por nuestro gobierno por todas las implicaciones que puede tener (...) especialmente hacia el señor Assange”, añadió.
El pasado viernes, Correa anunció que había llamado a consultas a su embajadora, pues “se trata de un caso muy serio, de algo realmente trascendente”.
“Vamos a tomar con total prudencia, responsabilidad y seriedad este caso, pero sin aceptar presiones de absolutamente nadie”, advirtió el mandatario.
Assange, un exhacker de 40 años, se refugió en la embajada de Quito en Londres alegando ser un perseguido político tras la filtración de miles de documentos secretos de Estados Unidos, país donde según él podría ser condenado a muerte por espionaje.
Hoy, el australiano reclamó garantías diplomáticas que le aseguren que no será procesado por Estados Unidos en el caso de que fuera finalmente extraditado a Suecia. Australia señaló que no había “ningún indicio” de que Washington busque su extradición.