La ciudad es considerada una de las más peligrosas del mundo, con 5.500 muertos desde que hace dos años y medio el presidente Felipe Calderón desplegara miles de policías federales y militares como parte de su lucha contra el narcotráfico. Ayer, sin embargo, las cosas fueron algo distintas.
“Es un día muy diferente. La gente tomó los espacios públicos”, dijo Ramón Dévora, un ingeniero industrial de 48 años, que disfrutaba del partido en el Applebees de la Avenida Tecnológico.
Como Dévora, miles de juarenses madrugaron para conseguir un lugar en uno de los restaurantes de comida rápida estadounidense (muchos los consideran más seguros) y disfrutar el juego.
En las más de 300 fábricas maquiladoras que quedan aún en una ciudad con más de 10.000 negocios abandonados por la violencia, según la Cámara Nacional de Comercio, los trabajadores siguieron el partido en la cafetería.
En Ciudad Juárez, en lo que va del año, van 1.155 asesinatos.