“Hemos desplegado unidades militares, aéreas (...), de infantería, pero en silencio porque no queremos alterar a nadie, a la población”, dijo Chávez telefónicamente a la televisora estatal VTV, sin entregar detalles sobre la cantidad de efectivos desplazados.
“Uribe es capaz de cualquier cosa en estos días que le quedan (...). Esto se ha convertido en una amenaza de guerra y nosotros no queremos guerra”, agregó Chávez, que la semana pasada rompió relaciones con Colombia luego de que el Gobierno colombiano denunciara que hay guerrilleros que se refugian en Venezuela.
Ambos países exhibieron posturas irreconciliables en una cita de cancilleres de la Unasur, en Quito, que dejan al próximo gobierno de Juan Manuel Santos la tarea de recomponer las relaciones.
El canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, cuyo país ejerce la presidencia temporal de Unasur, anunció que la reunión para impulsar un diálogo finalizó sin un consenso por las divergencias entre los ministros de Exteriores Jaime Bermúdez (Colombia) y Nicolás Maduro (Venezuela).
“Existen posiciones muy distintas que no permitieron llegar a un documento oficial. Fue una reunión difícil porque las posturas son muy diversas, en algunos casos contradictorias. Fue difícil acercarlos”, admitió Patiño.
Ante esa realidad, la presidencia de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) planteó una cumbre de mandatarios del bloque, cuya convocatoria será definida por el gobernante ecuatoriano, Rafael Correa, y el secretario del grupo, Néstor Kirchner.
Bermúdez culpó a Venezuela de dañar el consenso sobre un mecanismo de cooperación.
“Todos los cancilleres llegamos a un texto preliminar que incluía distintos aspectos como definir mecanismos eficaces en la cooperación para impedir que grupos criminales y terroristas, en este caso las FARC y el ELN, estén en cualquier país de la región”, señaló.
No obstante, “cuando todos los cancilleres estábamos de acuerdo, a última hora Venezuela decidió que no y pidió que fuera un texto no oficial”, enfatizó el canciller Bermúdez.