Luego de fuertes críticas y presión de la opinión pública por el manejo de los casos de pedofilia, hoy el mensaje de la jerarquía católica es simple: cero tolerancia interna a tales delitos y denuncias a la justicia penal. El tono eclesiástico, además, también se ha endurecido.
En su carta pastoral del 19 de marzo a los católicos de Irlanda (por el escándalo de abusos sexuales endémicos de sacerdotes contra escolares) el Papa advirtió que los responsables irían ante la justicia y reconoció con detalle algunas causas del problema.
Procedimientos erróneos para seleccionar candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa, insuficiente formación en seminarios y noviciados, tendencia de la sociedad a favorecer al clero y otras figuras de autoridad y “una preocupación fuera de lugar por el buen nombre de la Iglesia y por evitar escándalos” figuran entre los puntos destacados por Benedicto XVI.
Analistas coinciden en que el texto es uno de los más fuertes emitidos por la Iglesia sobre el tema por el lenguaje utilizado y extensión del mensaje (unas 10 páginas).
Además, el Papa reprende al clero irlandés por sus faltas, se disculpa y pide perdón a las víctimas.
En Costa Rica, el mismo tono eclesiástico expresa que el combate a estos abusos debe ser asumido por toda la sociedad sin encubrimiento y con total transparencia.
“Deben denunciarse estos crímenes ante la autoridad competente, si de verdad lo que se pretende es buscar que se haga justicia. Hay quienes presentan este mal como exclusivo y extendido solo en la Iglesia Católica, pero la realidad es que también se da en otros círculos de confianza. Llamo la atención, en que el problema es complejo, y debería ser motivo de un diálogo constructivo”, expresó monseñor José Rafael Quirós, Obispo de Limón.