Según el diario Blic , los restos del caza invisible derribado en el norte del país balcánico en marzo de ese año no fueron considerados un botín de guerra digno de ser protegido, sino que “en el júbilo que reinó” por el éxito de las fuerzas serbias fueron recogidos por los campesinos como recuerdo.
Estos los vendieron más tarde por un precio equivalente a entre 10 y 25 euros, y así los fragmentos del avión invisible pudieron llegar a manos de chinos, rusos y “todos aquellos que quisieran”.
El rotativo asegura que los datos más importantes que los ingenieros chinos pudieron descubrir de los fragmentos del aparato encontrado en Serbia son la estructura de la pintura especial que los estadounidenses usaron para su caza invisible F-117.
En Serbia se derribó por primera vez un caza indetectable, cuya tecnología solo poseía EEUU .