De acuerdo con el rotativo, el “número dos” de la ATF, William Hoover, estaba muy preocupado porque, dentro de esa fallida operación encubierta para localizar a los destinatarios del contrabando de armas de fuego hacia México, sus agentes habían perdido el rastro a centenares de armas.
Además, cinco meses después de iniciada la operación
Entonces, Hoover convocó una reunión de emergencia en la que pidió una “estrategia de salida” para poner fin a la operación, en vista de que la agencia encargada de combatir el contrabando de armas estaba ahora permitiendo la venta y traslado ilegal de armas al sur.
Pero los presentes en la reunión, incluyendo un funcionario del Departamento de Justicia, “no quisieron frenar las ventas ilegales de armas hasta que tuviesen algo que mostrar por sus esfuerzos”, detalló el diario estadounidense.
Hoover sugirió un plan de salida en un plazo de 60 a 90 días para acabar para siempre con la operación, una vez que se presentaran los primeros cargos federales, agregó.
Pero esos cargos solo se presentaron 10 meses después de iniciada la operación y para entonces, dijo el diario, las autoridades recuperaron dos armas semiautomáticas tras el asesinato de un agente de la Patrulla Fronteriza al sur de Tucson (Arizona, EE. UU.) y otras 200 armas fueron localizadas en varias escenas de crímenes en México.
“Probablemente debí ser más enérgico con eso, sin duda. Probablemente debí montarme en un avión hasta Phoenix (Arizona) y reunirme con el equipo allí y el equipo de la fiscalía” para tratar el asunto, expresó Hoover al diario.
Las autoridades de la ATF pusieron en marcha
Mientras tanto, el Departamento de Justicia, del que depende ATF, quería enfocarse más en los principales carteles de droga y menos en los contrabandistas en menor escala, según el diario.