Caracas. AP y EFE. Los electores venezolanos definirán mañana quién será el candidato de oposición que enfrentará al presidente Hugo Chávez en las elecciones de noviembre, en la primera elección de este tipo en el país a la cual se unen 20 agrupaciones políticas de distintas corrientes ideológicas.
De los cinco aspirantes, es Henrique Capriles, gobernador del estado central de Miranda, quien se perfila como vencedor, con el 32,4% de la intención de voto. De largo le sigue el mandatario del estado petrolero de Zulia, Pablo Pérez, con un 17,4% de eventuales sufragios.
El quinteto de aspirantes presenta una gama de experiencia, juventud y posturas diferentes sobre cómo encarar a Chávez.
Capriles se define a sí mismo como un “progresista” que aspira a utilizar los enormes ingresos petroleros del país para impulsar la producción y la inversión pública y privada, generar empleo que permitan a los pobres salir de la precariedad e impulsar la educación para combatir la pobreza.
Promesas de campaña que calzan a la perfección con la ola de críticas que se ha desatado contra Chávez como las dificultades que enfrenta su gobierno para resolver problemas apremiantes: la severa escasez de vivienda para los pobres, la mayor tasa de inflación de América Latina y el incremento de la violencia que, de acuerdo con cifras oficiales, es de 48 homicidios por cada 100.000 habitantes, lo que convierte al país en uno de los más violentos de la región.
En cuanto a las posibilidades de reelección de Chávez, Luis Pedro España, sociólogo de la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas, manifiesta que la contienda de octubre representa uno de los procesos más reñidos y parejos de la historia de Venezuela.
Para él, a diferencia de un pasado en el que reinó una conexión afectiva entre Chávez y la mayoría de los venezolanos, el gobernante es ahora blanco de críticas y muchos empiezan a poner en la balanza la relación entre promesas y resultados.
Aun así, el actual mandatario continúa siendo el político más popular para llevarse la victoria.