Tanto el actual presidente de derecha, Nicolás Sarkozy, como su rival, el socialista François Hollande, aseguraron haber reunido a unas 100.000 personas cada uno, cifras difíciles de comprobar.
Desde la plaza de la Concordia, miles recibieron al presidente con banderas francesas en el mismo sitio donde celebró su victoria en el 2007. Mientras tanto, Hollande, favorito para ganar en la segunda ronda según los sondeos, llevó su plaza pública a la periferia de la capital, en la explanada del castillo de Vincennes.
Ambos candidatos aprovecharon la ocasión para explicar cómo creen que salvarán a Francia de un devastador futuro económico.
Sarkozy manifestó que, de ser electo presidente, abrirá un debate en la Unión Europea (UE) sobre el papel del Banco Central Europeo para apoyar el crecimiento de los países de la Eurozona.
“Europa no quiere perder pie en la economía mundial y debe absolutamente reanudar el crecimiento”, dijo el líder.
Por su parte, Hollande prefirió hablar del fortalecimiento del Estado francés por encima de los mercados, presentándose a sí mismo como el único capaz de terminar con los privilegios que caracterizan, según acusa el candidato, al actual Gobierno.
“A Francia no solo la ha debilitado la crisis, sino toda una serie de políticas incoherentes”, dijo.
Sarkozy y otros dirigentes de la derecha francesa evocaron en los últimos días los riesgos de ataques especulativos de los mercados contra Francia en caso de una posible victoria socialista.
Así, instó a la “Francia silenciosa” a “tomar la palabra”. “No tengan miedo, ellos no ganarán si ustedes deciden que quieren ganar”, dijo, antes de pedir: “¡Ayudadme, ayudad a Francia!”.
Los últimos sondeos de intenciones de voto sitúan a Nicolas Sarkozy y François Hollande codo a codo en la primera vuelta del 22 de abril, pero prevén una amplia ventaja para Hollande en la segunda vuelta, prevista para el 6 de mayo.
El socialista, alentado por los sondeos que auguran su victoria en la segunda vuelta con porcentajes entre el 54% y 57% de los votos, afirmó que “la izquierda es diversa, no estará desunida, se unirá toda entera”, en alusión evidente al Frente de Izquierda, cuyo candidato Jean-Luc Mélenchon no cesa de aumentar en los sondeos.