São Paulo. AFP. Al tiempo que lucha por un mayor peso como potencia emergente, Brasil está aumentando su poderío naval en el Atlántico sur con un ambicioso programa de submarinos para proteger sus enormes reservas petroleras en aguas ultraprofundas y dar proyección a su creciente influencia.
Brasil ya tiene la mayor marina de guerra de América Latina, pero su flota, incluyendo el portaaviones São Paulo (antes de la marina francesa), nueve fragatas de fabricación británica y cinco submarinos diesel-eléctricos, precisa de una urgente modernización.
“La flota es inadecuada para realizar misiones asignadas” en el Atlántico sur, una región que Brasilia estima de gran valor estratégico, señaló el analista en defensa Nelson During.
Bajo el Programa Nacional de Defensa del 2008, la marina fue encargada de desarrollar una fuerza para proteger las ricas reservas de petróleo localizadas en la llamada camada presal, la cuenca del río Amazonas y los 7.491 km de costa.
Las reservas de crudo en aguas muy profundas, localizadas en el sudeste de la costa brasileña, podrían contener unos 100.000 millones de barriles de petróleo de alta calidad, según análisis oficiales.
En un discurso ante los altos mandos de la marina en junio, la presidenta Dilma Rousseff destacó que el fortalecimiento del país, que incluye la adquisición del primer submarino nuclear, es un “instrumento de disuasión” clave.
En noviembre, el almirante Luiz Umberto de Mendonca aseguró ante un panel del Congreso que se precisarán $117.000 millones para fortalecer la marina para el 2030, incluida la compra de 20 submarinos convencionales, seis submarinos nucleares y crear una segunda flota en la costa nordestina del país.