Bruselas. EFE, AFP La renuncia presentada ayer por el encargado de formar gobierno en Bélgica, Elio Di Rupo, ha complicado aún más la crisis política que vive el país desde hace más de un año y llena de interrogantes el futuro, que podría pasar por unas nuevas elecciones.
Por su parte, el rey de los belgas, Alberto II, calificó de “grave” esta situación un día después de rechazar los independentistas flamencos de la N-VA una propuesta de compromiso con los francófonos, una última oportunidad para salir de la crisis.
“Teniendo en cuenta la gravedad de la situación política, el rey desea que cada responsable político del país tome algunos días de reflexión para sopesar las consecuencias de la situación política, y hallar vías de solución”, indicó un comunicado del palacio.
Las negociaciones para la formación de este nuevo gobierno están estancadas desde las elecciones de junio del 2010, debido a las fuertes divergencias entre flamencos y francófonos sobre el futuro de las instituciones del país.
A mediados de mayo, Di Rupo fue encargado por el rey Alberto II de formar un nuevo gobierno, tras casi un año de infructuosas negociaciones de coalición entre el Sur, de habla francesa, y el Norte, de habla flamenca.
El dirigente socialista propuso un programa de rigor presupuestario y un proyecto de reforma institucional que preveía aumentar la autonomía de las regiones belgas, para tomar en cuenta reivindicaciones de los flamencos.
Ayer, Di Rupo “le pidió al rey que lo liberara de su misión” de formar el Gobierno, pero el soberano “mantiene su decisión en suspenso”, señaló un comunicado.
Además, Di Rupo dijo oponerse a posibles comicios anticipados: “No quiero que haya elecciones porque sería peor. La radicalización sería aún mayor”, declaró al canal de televisión RTL-TVI .
Para el politólogo Carl Devos, “se puede considerar que estamos ante una crisis de sistema. Ninguna hipótesis ofrece una salida aceptable. Está todo bloqueado”.
La formación de un gobierno sin los independentistas del N-VA podría contar con el apoyo de los francófonos y la izquierda flamenca. Sin embargo, los democristianos flamencos del CD & V se niegan a entrar en una coalición sin el partido independentista.
Por último, una división del país requeriría decidir qué hacer con Bruselas, ciudad mayoritariamente francófona en zona flamenca, que es, además, sede de las instituciones de la Unión Europea.